Lo que comenzó como una simple curiosidad en un almacén noruego terminó convirtiéndose en un hallazgo científico sorprendente. Investigadores encontraron varias latas de salmón en conserva que habían caducado hacía más de medio siglo, y lo inesperado no fue solo que se conservaran en buen estado: el análisis reveló que podían ser un indicador único de la salud de los ecosistemas marinos de mediados del siglo XX.
El hallazgo
Las latas aparecieron durante la limpieza de un depósito en Bergen. Aunque estaban oxidadas por fuera, su contenido se mantenía sorprendentemente intacto. Un equipo de especialistas decidió someterlas a pruebas químicas y microbiológicas.
“Nadie pensaba abrirlas, pero el resultado fue asombroso.
La proteína estaba estable y los restos de contaminantes eran mínimos.
Era como viajar en el tiempo”,
comentó Erik Johansen, biólogo marino del Instituto Noruego de Investigación Alimentaria.
¿Por qué es importante un salmón enlatado?
Los alimentos en conserva son cápsulas del tiempo. Guardan no solo el sabor, sino también la composición química del entorno en el que vivían los peces. En este caso, el salmón capturado en los años 60 mostró niveles muy bajos de metales pesados como mercurio o plomo, en contraste con lo que se encuentra hoy en algunos océanos.
Los científicos concluyen que esas latas funcionan como prueba indirecta de un ecosistema marino más limpio y equilibrado.
Lo que reveló el análisis
- Proteínas y grasas: sorprendentemente bien conservadas después de 50 años.
- Contaminación química: niveles de mercurio, cadmio y plomo casi inexistentes.
- Microbiología: ausencia de bacterias dañinas gracias al proceso de enlatado hermético.
- Comparación con muestras actuales: mayor presencia de contaminantes en salmones contemporáneos.
- Valor histórico: referencia única para entender cómo ha cambiado el mar en medio siglo.
Antes vs ahora: la diferencia en los océanos
Según los investigadores, en los años 60 el salmón se capturaba en aguas con menos presión industrial y menor tráfico marítimo. Hoy, aunque la acuicultura y las regulaciones ambientales han mejorado la producción, los mares reciben más desechos químicos y microplásticos.
En el estudio se compararon parámetros clave:
- En los 60, el salmón mostraba altos niveles de ácidos grasos saludables y muy pocos contaminantes.
- En la actualidad, pese a ser nutritivo, a menudo contiene trazas de microplásticos y metales debido a la contaminación global.
- El enlatado antiguo reflejaba un ciclo natural más puro, mientras que el salmón moderno refleja la huella humana sobre el mar.
Una cápsula científica inesperada
El caso de estas latas plantea preguntas insólitas. Si un alimento caducado hace medio siglo aún conserva información válida, ¿cuántos otros productos almacenados en bodegas y despensas podrían ser claves para reconstruir la historia ambiental del planeta?
“Cada conserva es un testigo silencioso.
Lo que para nosotros es un simple producto caducado, para la ciencia es un documento vivo del estado de la naturaleza”,
explicó la investigadora Sigrid Larsen, experta en seguridad alimentaria.
¿Y qué pasa con el consumo?
Los expertos dejan claro que nadie debe comer alimentos caducados durante décadas, incluso si parecen estar en buen estado. El valor de estas latas no es gastronómico, sino científico e histórico. Funcionan como muestras que ayudan a entender cómo ha evolucionado la contaminación marina y qué retos enfrenta la pesca sostenible en el futuro.
Más allá del salmón
El hallazgo abre la puerta a un nuevo campo de investigación: usar productos alimentarios antiguos como “archivos biológicos”. Conservas de atún, sardinas o incluso vegetales podrían ayudar a los científicos a rastrear la evolución de pesticidas, metales y microplásticos en los últimos cien años.