El bicarbonato de sodio es un aliado popular por su poder limpiador y su bajo coste. Sin embargo, no todo se beneficia de su toque abrasivo. En ciertos materiales, puede causar microarañazos, manchas o pérdida de brillo.
Antes de frotar a conciencia, conviene conocer qué superficies no toleran este producto tan versátil. Así evitarás daños, gastos de reparación y resultados decepcionantes en el hogar.
Vidrio y espejos
El vidrio es muy sensible a los agentes abrasivos, y el bicarbonato puede dejar rayas finas. También produce un velo blanquecino difícil de retirar que arruina el acabado.
Para un brillo impecable, utiliza vinagre blanco diluido o un limpiacristales específico y seca con un paño de microfibra.
Suelos de madera y muebles de madera

El bicarbonato puede dañar los selladores y opacar el barniz de la madera. Con el tiempo, la superficie pierde su protección y aparecen decoloraciones o veladuras.
Mejor opta por agua tibia con jabón neutro y un paño bien escurrido. Para marcas, usa productos específicos para madera.
Encimeras de mármol o cuarzo

El mármol y el cuarzo tienen selladores delicados que el bicarbonato puede erosionar. Reparar una piedra dañada es costoso y a menudo irreversible.
Limpia con agua y jabón suave, seca bien y recurre a un limpiador de piedra para manchas rebeldes sin riesgo de ataque químico.
Vajilla y cubertería con baño de oro

El oro es una metal blando y el rozamiento del bicarbonato puede desgastar el baño. Acabarás con rayas y pérdida de brillo en piezas que exigen mimo y cuidado.
Lava a mano con detergente delicado y agua tibia, sin estropajos abrasivos, y seca de inmediato para evitar manchas.
Placas y hornos de vidrio cerámico

En la vitrocerámica, el polvo grueso del bicarbonato raya el cristal y deja una película blanca muy persistente. El resultado es antiestético y difícil de corregir.
Usa limpiadores para vitro específicos y rasquetas homologadas con ángulo suave. Finaliza con un paño seco para sacar brillo.
Utensilios de aluminio

El aluminio puede reaccionar y oscurecerse por la acción del bicarbonato, acelerando la oxidación y dejando manchas poco atractivas.
Lávalo con detergente suave y esponja no abrasiva; para suciedad pegada, limón o vinagre diluido funcionan mejor y con menos riesgo.
Objetos con ranuras profundas o grietas

En piezas con hendiduras, el bicarbonato se acumula como polvo blanco y deja restos visibles. En teclados, mandos o ratones, esto luce sucio y complica su mantenimiento.
Mejor usa aire comprimido, bastoncillos ligeramente humedecidos y paños de microfibra para un acabado limpio y uniforme.
“El mejor limpiador no es el más fuerte, sino el que respeta el material y conserva su vida útil”, recuerdan muchos profesionales de la **limpieza**.
Consejos rápidos y alternativas seguras:
- Usa paños de microfibra para polvo y brillo sin rayas.
- Prefiere jabones neutros en superficies selladas o delicadas.
- Emplea vinagre blanco diluido en cristal y acero inoxidable.
- Para grasa incrustada, agua caliente y detergente desengrasante.
- Prueba siempre en una zona discreta antes de limpiar toda la pieza.
Si dudas, realiza una prueba puntual y observa la reacción del material. Así evitarás sorpresas y podrás elegir la opción más respetuosa.
El bicarbonato sigue siendo un recurso muy útil, pero su uso debe ser selectivo. Reserva su poder para ollas de acero, juntas de azulejos o desodorización de textiles, y verás resultados excelentes sin sacrificar tus superficies delicadas.