Un día muy especial, simbólico y que resume todo

El Día de la Madre no tiene una fecha única a nivel mundial, ya que cada país puede celebrar el día en momentos diferentes del año. Es una de las celebraciones más significativas en muchos países, un día especial dedicado a honrar y agradecer a todas las madres por su amor, esfuerzo y dedicación.

En la antigua Grecia, se realizaban celebraciones en honor a Rea, la madre de los dioses Zeus, Hades y Poseidón, que marca uno de los primeros precedentes. Estas festividades incluían ofrendas y rituales para conmemorar la maternidad y la fertilidad.

Más adelante, en el Imperio Romano, se celebraba Hilaria, una festividad dedicada a Cibeles, otra diosa madre, que se llevaba a cabo a finales de marzo y duraba tres días. Estas celebraciones se caracterizaban por procesiones, juegos y regalos en honor a la diosa.

En 1931, cuando el Papa Pío XI estableció el 11 de octubre como el día de la Divina Maternidad de María. Este tributo religioso surgió en conmemoración del Concilio de Éfeso, un evento clave en la historia de la Iglesia que, en el año 431, reconoció a María como la madre de Cristo en la doctrina católica.

Las madres son el comienzo de la vida, la protección, la alegría y la esperanza. Ser madre no significa solamente criar y satisfacer las necesidades de sus hijos. Representan el amor y apoyo incondicionales en su desarrollo como personas.

Conmemorar el amor de una madre no se circunscribe a un día específico, todos los días es una ocasión especial para celebrar y compartir con nuestras madres. Si tienes la dicha de tener cerca a tu mamá puedes compartir este día con ella, charlando, recordando buenos momentos, viendo fotos de antaño, o haciendo cosas que os gusten. Y por qué no, tener un detalle especial con ella, obsequiando algún presente: tarjetas, flores, chocolates y otros artículos que sean de su agrado que seguramente, por humilde que sea, apreciará la intención.

Es el turno de las madres: las que nos cuidan y crían o como diría Rigoberta Bandini "las que siempre tienen caldo en la nevera".

Día del Pediatra 

En recuerdo del 20 de octubre de 1911, fecha en que se fundó la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP). El Día de la Pediatría fue instituido en el año 1973, durante el Congreso Mundial de Pediatría celebrado en nuestro país, en conmemoración de la fundación de nuestra Sociedad. Se estima que actualmente la  Sociedad Argentina de Pediatría cuenta al menos con 19.000 pediatras afiliados en toda Argentina.

Se trata de una de las profesiones médicas más valoradas por su trabajo en niños y vinculada además con la maternidad. Los médicos pediatras se encargan del seguimiento sobre la salud neonatal en los primeros meses de vida, durante la infancia y la adolescencia. Su función abarca desde la prevención de enfermedades hasta la realización de tratamientos médicos. Los pediatras cumplen con el acompañamiento de los niños y adolescentes hasta los 18 años. A partir de allí derivan al paciente a un médico clínico o la especialidad que corresponda.

Para empezar a entender la profesión conversamos con la Doctora Joana Roig, es médica pediatra, trabaja en la clínica San Martín de Santo Tomé, clínica Meraki, en el Instituto de Especialidades Pediátricas y en Pediatría del Hospital Iturraspe. 

Muchos padres se preguntan como es que ellos, los pediatras, entienden a sus hijos, vamos a ver cómo es la experiencia. “Siempre la salud de los niños es importante que se haga de manera integral, que sea pensada desde todos los aspectos, siempre bajo una mirada de mucho respeto y de mucho amor, acompañando siempre a todos los niños en su desarrollo. Es muy importante estar en cada uno de los pasos, cada una de las edades tiene su momento de importancia y de descubrimiento también para los papás, entonces, es muy significativo estar como pediatras para acompañarlos, tanto cuando inician su desarrollo dentro del útero de la mamá, podemos hacer el acompañamiento, cuando están en ese proceso del nacimiento, los primeros meses que sabemos que como familia (a veces) es muy difícil porque socialmente hay un montón de expectativas o un montón de cosas por cumplir, y también acompañamos a las familias en ese momento tan importante que, a veces, trae algunas frustraciones porque los chicos no son como los imaginábamos o no responden de la manera que imaginábamos, porque generamos un montón de expectativas sociales ya previstas” comenzó relatando la médica.

Luego continuó “siempre como pediatra es importante acompañarlos desde el amor, desde la cercanía y también desde los papás, nosotros siempre decimos que somos como un integrante más desde la familia que acompañamos como desde la ventanita, que estamos ahí para cuando nos necesitan, en el día a día que saben que pueden contar con nosotros, por eso siempre es tan importante el apoyo y la confianza para con el pediatra. Tanto el pediatra confiar en los papás, como los papás en el pediatra, es fundamental para acompañar a los niños. Tiene esas cosas tan lindas la pediatría que hace que nos involucremos tanto y que seamos muchas veces, parte de la familia. Así que es algo muy lindo porque uno los ve crecer, los ve cambiar, los ve adquirir todas las etapas del desarrollo junto con la familia. Por eso, todos los progresos se festejan, es algo que realmente se comparte con mucho amor y con mucho cariño en cada familia en particular”. 

Preguntamos por el vínculo que se genera con algunos padres, que no son del todo fáciles y comentó “un poco está respondido también a la pregunta anterior, esto de siempre tener la confianza y a veces, cuando los papás tienen algunas dudas o son más inseguros, es el de poder apoyarse y también tener esta capacidad de darle las herramientas para que los papás confíen en ese desarrollo y en ese aprendizaje tan lindo que es la paternidad. Nada es fácil cuando son papás, a veces uno se imagina que va a ser de una manera y termina siendo completamente distinto, pero siempre es importante acompañar, tanto para las cosas que están bien como para las cosas que hay que corregir, pero siempre es de mucha importancia, ese vínculo porque uno no atiende al niño solamente, sino que obviamente siempre están acompañados por los adultos, por sus papás, así que constantemente es importante ese vínculo que tenemos con ellos y siempre desde el respeto también, eso es fundamental para ir creciendo todos juntos”.

Para culminar reflexionó “así que es un momento de la vida muy particular porque ocurren muchos cambios en muy poco tiempo, son muy pocos años de la vida si uno lo piensa a lo largo de la vida, pero que pasan muchas cosas y sobre todo que se marcan para el resto de la vida de uno cuando crece como adulto, así que es hermosa, hermosa esta etapa y poder acompañar a cada familia, la verdad que somos más que privilegiados”.

Stella Cabaña, Pediatra neonatóloga, trabaja en el  hospital materno infantil San Roque de Paraná y en la guardia de la maternidad central de Santa Fe, la Doctora también respondió algunas preguntas.

“Desde chica siempre quise ser pediatra, desde que estaba en la primaria. Tengo mucho más afinidad con los niños que con los adultos. Es difícil trabajar con la salud de los niños porque el niño cuando son chiquititos no te va a venir a decir me duele esto, me pasa esto como el adulto, entonces hay que escucharlos, mirarlos y tratar de ver qué es lo que le pasa mientras va creciendo, y si va creciendo bien dentro de los estándares de crecimiento. Creo que es más difícil trabajar con la salud de los niños que con la de los adultos. Pero es lo más lindo verlos crecer, en realidad yo no hago consultorio de niños sanos, yo atiendo más en la guardia y atiendo patologías, pero es lindo cuando hacía en el centro de salud el control de niños sanos, cómo van creciendo y cómo se van cumpliendo todos los hitos el desarrollo”.

Stella es madre, por eso le consultamos cómo es ser madre y trabajar “me pasa que no es como antes, que las madres se quedaban 24-7 acá en la casa, y criaban a los chicos todo ese tiempo, estaban todo el tiempo con ellos. Ahora en la actualidad, es más difícil que uno esté que esté criandolos 24-7, más a mí me resulta más difícil porque al hacer muchas guardias, a veces estoy dos o tres noches fuera de mi casa, que no duermo, capaz que vuelvo en el día, pero a la noche me voy otra vez de guardia, entonces, es difícil, pero se forma el vínculo igual, o sea, hay un vínculo con mi hijo y otras madres que trabajan y trabajan afuera y tienen que volver a casa y seguir trabajando y criar a los hijos, es la realidad es la actualidad que estamos viviendo”.