Más allá de las fronteras y los límites, cuidar lo esencial
Esta Semana Mundial del Agua es un punto estratégico para los problemas del agua en todo el mundo. Con ella se pretende reflexionar sobre los problemas de la falta de agua en el mundo.
La Semana Mundial del Agua se celebra del 25 al 29 de agosto on line y también presencial en el corazón de Estocolmo en el Stockholm City Conference Centre, donde se celebró la Semana Mundial del Agua en los años anteriores. Se abordará el tema "Superar Fronteras: agua para un futuro pacífico y sostenible".
En julio de 2010, la Asamblea General de la ONU reconoció el derecho de todas las personas al agua y al saneamiento. Ello implica que cada persona debería tener acceso a una cantidad suficiente de agua para uso doméstico: entre 50 y 100 litros de agua al día.
Y además que sea segura, aceptable y asequible. Su costo no debe suponer más del 3% de los ingresos del hogar. Y la fuente no debe estar más lejos de 1 Km del hogar ni su recogida superar los 30 minutos.
Podríamos decir que es el elemento básico sin el cual no está garantizada la vida. Y sin embargo es un recurso escaso en algunas zonas del mundo, con datos alarmantes. Se estima que 4 de cada 10 habitantes del planeta están afectados por escasez de agua.
Es importante hacer conciencia de la presencia del agua en lo cotidiano como un recurso vital para beber, higienizarse, lavar los alimentos, curar una herida con seguridad. La falta de agua potable tiene gran impacto en muchos otros aspectos de la humanidad: la producción de alimentos, de energía, el cambio climático, la educación y la salud.
Felipe Franco es vicedecano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas, Ingeniero de Recursos Hídricos, conversamos con él sobre este recurso tan importante para la vida.
A la primer pregunta, el ingeniero respondió “obviamente lo que podemos decir de este recurso es que es un recurso escaso, ya que el agua dulce solamente es un poco del 3% de todo el agua del planeta, y que obviamente, el desarrollo de las sociedades parte con la base de justamente contar con un recurso tan valioso para la vida como es el agua. Ese aspecto a lo largo del tiempo se ha ido deteriorando su calidad y por eso la preservación y la búsqueda de tratamientos para los desagües de los distintos recursos para los cuales se utiliza es fundamental para mantener la calidad de las fuentes de agua, las cuales obviamente pueden ser de distinta índole”.
El Río Paraná discurre a lo largo de unos 4.880 km entre Brasil, donde tiene sus fuentes, Paraguay y Argentina, donde desemboca en el Río de la Plata. Su cuenca abarca unos 2.600.000 km² y millones de habitantes viven a su alrededor.
Sobre la fuente más importante de agua de nuestra provincia, dijo “el río Paraná es uno de los ríos más importantes desde el punto de vista de su caudal, de su extensión y tiene un cierto régimen hidrológico que permite su constante escurrimiento a lo largo de todo el año. Si bien, en esta época estamos viviendo una situación de sequía, obviamente esa sequía, produce un descenso de los niveles del río, los cuales, en la década del 70 nos habíamos desacostumbrado a este tipo de niveles que se repitieron en los años 30 y 40, pero que hoy, aún con estos niveles bastante bajos, el caudal es suficiente como para abastecer a todas las localidades que toman agua desde las orillas del mismo y que luego, son tratadas para poder llevar agua potable a las distintas localidades”.
“Respecto a cómo está considerado con las reservas de agua, el río Paraná es una de las más importantes. Fundamentalmente es la base de esta consideración, lo que es el plan de acueductos que la provincia lleva adelante para compartir este recurso con los sectores del oeste. Lugares donde la calidad del agua subterránea, por ejemplo, la zona de Tostado donde en esta escasez de lluvias no permite contar con este recurso, puede ser un paliativo para sostener, no solamente cantidad de agua, sino mejorar la calidad del agua que pueden acceder los distintos pobladores de todo el oeste de Santa Fe” explicó el ingeniero.
El caudal del río Paraná disminuyó, entre las causas están la sequía por falta de lluvias, la deforestación y los cambios en la utilización del suelo. A lo largo de la cuenca del Paraná hay cerca de 300 especies de peces, 260 de aves, 50 de mamíferos y 700 de plantas. Todo esto fue afectado en el último tiempo por los incendios y la bajante del río. La propuesta está en lograr un equilibrio que comulgue con el desarrollo sustentable de la zona, el ordenamiento territorial y la armonía con el conjunto de la comunidad biológica.
Sumado al perjuicio ocasionado por los incendios en la región, científicos del Conicet llevaron a cabo un estudio durante más de cinco años que permitió hallar restos de microplásticos –partículas menores a cinco milímetros– en el tracto intestinal de peces y aves que habitan a lo largo del curso de agua y su planicie adyacente. La investigación fue realizada por el Instituto Nacional de Limnología (INALI-Conicet- Universidad Nacional del Litoral), con sede en la ciudad de Santa Fe, y relevó 220 envases (botellas, vasos, bidones, juguetes) cada 100 metros cuadrados y 5.000 partículas de microplástico por metro cuadrado en la cuenca. Según el estudio, los plásticos afectan a toda la fauna del ecosistema del Paraná. Además, un alto porcentaje de los envases o fragmentos relevados liberan sustancias tóxicas como plaguicidas y metales pesados. A esta situación se suma el impacto ocasionado por el aumento de los habitantes en las ciudades situadas sobre la cuenca. Un informe del Instituto Nacional del Agua (INA) destacó que en los últimos 120 años la población que utiliza el sistema cloacal y arroja sus desechos al Paraná creció más de 10 veces: de 112.000 pobladores a más de 1,4 millones. Esto genera que la actividad bacteriana ocasionada por el incremento de los desechos, combinada con la histórica bajante que registró el río en los últimos dos años, reduce los niveles de oxígeno en el agua, que pone en riesgo la fauna ictícola.
A esto, Felipe explicó “el cuidado de los recursos hídricos se basa en, primero, tratar de hacer un uso eficiente, no desperdiciar el agua, fundamentalmente en los usos cotidianos y en los procesos industriales, donde lo que hay que buscar es una eficiencia, para que la huella hídrica o la huella que va dejando todos los procesos de fabricación sea la menor posible. Y en ese aspecto, también el tema de tener cuidado en lo que son los desechos tanto industriales como cloacales de las ciudades; que tengan un tratamiento adecuado para que, si bien los caudales del río Paraná son importantes, la dilución de esos excedentes puede alterar su calidad y perjudicar la salud de las personas”.
El agua, en cualquiera de sus estadíos, es un bien público de todas las especies vivas. Esta postulación también beneficiaría a los humedales y a las aguas subterráneas. El cuidado y la protección de este valuado recurso es de interés mundial.
Por eso, el entrevistado, destacó “a nivel mundial tenemos que tener en cuenta que es un recurso sumamente valioso, que cada vez es más escaso, por los procesos que se van desarrollando tanto industriales, como de desarrollo humano, han ido decayendo en su calidad y llama a la reflexión de contar con sistemas sanitarios mucho más eficientes y que contaminen lo menos posible. Los procesos para la purificación del agua, cada vez se hacen más costosos y, por ende, lo que es la preservación del recurso, el cuidado de su calidad y la baja del mal gasto, son los pilares fundamentales para mantener este recurso tan preciado a toda la comunidad”.
La conservación de nuestros ríos
Resulta urgente pensar en estrategias de conservación de los ríos, cuyas bases estén asentadas en la recuperación y conservación del monte nativo. Sin este ningún cauce de agua prosperará a lo largo del tiempo, porque el suelo que ellos forman es único en su función principal de absorber el agua de lluvia para llevarla hacia las primeras capas de la tierra y los cauces más pequeños como vertientes y arroyos; para luego alimentar a los grandes ríos.
A tener en cuenta:
1. Evitar la disposición de desechos: Es esencial abstenerse de arrojar cualquier tipo de residuos en los ríos, ya que esto puede tener un impacto devastador en el ecosistema acuático y en la vida silvestre que depende de él.
2. Mantener medidas de higiene: La higiene y limpieza son aspectos fundamentales para conservar la pureza de nuestros ríos. Evitar la acumulación de basura y controlar insectos y plagas contribuye significativamente a la preservación del entorno acuático.
3. No quemar desechos: La quema de basura, pastizales o material vegetal representa una amenaza directa para la calidad del aire y el ecosistema fluvial. Es crucial abstenerse de estas prácticas nocivas.
4. Fomentar el turismo responsable: Al disfrutar de la belleza natural de nuestros ríos, es fundamental adoptar una actitud responsable y respetuosa hacia el entorno. Preservar la limpieza y la integridad de los ecosistemas acuáticos es responsabilidad de todos.
Nuestros ríos son la fuente de vida de la tierra y depende de nosotros protegerlos y conservarlos para las generaciones futuras. Se puede marcar la diferencia y garantizar la sostenibilidad de estos invaluables recursos naturales.