Un viaje por las barcas del jazz

El Jazz es un género musical, nació a finales del siglo XIX en las comunidades afroamericanas de Nueva Orleans, Luisiana, y luego se expandió de forma global a lo largo del siglo XX. La identidad musical del jazz es compleja y no puede ser delimitada con facilidad. A lo largo de su historia, el jazz ha pasado de ser una simple música de baile popular a una forma de arte reconocida en todo el mundo.

Uso de la síncopa, insistencia rítmica, timbres instrumentales insólitos, difíciles de encontrar en otro tipo de música, improvisación y, en cuanto a las voces, desgarro de las mismas. Todo ello impregnado de una palabra mágica: swing, el alma del Jazz.

El jazz es más que una música, es un mensaje universal de paz que armoniza ritmo y significado, transmite valores significativos para cada mujer y cada hombre y ofrece oportunidades únicas para el entendimiento mutuo, mediante la escucha, la interpretación y la improvisación.

La aparición de la Santa Fe Jazz Ensamble, posteriormente el Jazz Ensamble Jr, el Festival de Jazz y Trombonanza, le dieron una estructura organizativa que le permitió crecer y referenciar a la ciudad como un polo importante en el mapa jazzero argentino.

Pero, cómo desembarca esta música en una pequeña ciudad portuaria. RTS, transmitió el documental y aún así pensamos en contar un poco más sobre esta magia de la música transfronteriza.

Hablamos con los primogénitos, aquellos que por propia inquietud iniciaron esta movida musical que perdura hasta el día de hoy.

Roberto Maurer, indiscutible conocedor de la cultura, nos comenzó contando “vine a Santa Fe en 1960. Vivía en Paraná, donde había algunos muy buenos músicos de jazz y locales donde tocar. Pero acá, ninguna actividad, salvo algunos aficionados que se reunían para escuchar discos y el trío de Poroto Mehaudy, que incursionaba en distintos géneros. En Santa Fe funcionaron incontables orquestas bailables integradas por músicos que en muchos casos sabían tocar jazz, y muy bien, pero no recuerdo la existencia de proyectos orgánicos”.

“Fueron pasando los años ‘60, hubo iniciativas que no prosperaron. Agregó Maurer, y continuó “en 1978 organizamos un homenaje a Django Reinhardt en la Alianza Francesa con músicos de Santa Fe y Rosario. Y seguimos con tríos y cuartetos, éramos aficionados adultos de mediana edad, y llegamos a sexteto sumando a dos veteranos de las orquestas bailables”.

Y agregó Cacho Hussein, guitarrista renombrado en nuestra ciudad y el mundo “cuando se formó la orquesta, los músicos que ya venían haciendo repertorio de jazz (y se sumaron a la misma) eran los nombrados Ricardo LLusá, Roberto Maurer, Armando Grazzini, Raúl Goldsak, más el Turco Carlos Deb. También Osvaldo Valls, Poroto Mehaudy, Marianne y Jorge Domínguez. Anteriormente el guitarrista Horacio Lalo Blanc, aunque éste se estableció en Buenos Aires siendo muy joven, y luego continuó su carrera fuera del país. También podríamos citar al baterista Tito Guevara. Seguramente estoy olvidando nombres, pero de todas maneras el jazz en Santa Fe en ese entonces estaba motorizado por voluntades individuales”. 

Entonces, Roberto Maurer, agregó “los ‘80 comenzaron con el encuentro de la mediana edad con chicos jóvenes (de hasta 15 años) francamente dedicados al estudio, que se complementaban con la experiencia en la vida de los señores mayores. Ese rebaño comenzó a tocar arreglos escritos, que apuntaban a una big band, que habría de debutar en el legendario Jazz Después de los Pitos. Había nacido Santa Fe Jazz Ensamble, cuyo ADN puede encontrarse hoy la excepcionalmente activa escena del jazz de la ciudad”.

A esto mismo, Hussein recordó y expuso “a principios de la década del ‘80, un grupo de aficionados al jazz comenzó a reunirse con la intención de compartir el interés por esta música, al estilo de los antiguos clubes de jazz, es decir, sesiones de escucha de discos y comentarios. Como la mayoría tocaban instrumentos, se pasó rápidamente a la acción de intentar tocar. Así, a fines de 1981 se fue constituyendo la base de lo que hoy es la big band con mayor trayectoria en el país”.

“En febrero de 1982 se usó por primera vez el nombre Jazz Ensamble, con un concierto en la inauguración de la plazoleta Centenario, en la ciudad de Rafaela. A ese evento asistió un extraordinario músico llamado Remo Pignoni. Los pioneros fueron Pedro Casís, Raúl Goldsak (que tocaba la trompeta, además de ser baterista), Roberto Maurer, Ricardo LLusá, Armando Grazzini, Robi Currado, Daniel Darrás, Mariano Acosta, Pata Pereyra, Tito Bruschini, Miguel Demartini, Cacho Hussein, a los que se sumaron Marcos Giardino, Charly Avveduto, Víctor Malvicino, Mariano Ferrando y Rubén Carughi (quien se sumó tocando la trompeta y posteriormente se pasó al trombón).Actualmente la orquesta tiene más de cuatro décadas de existencia y por ella han transitado alrededor de 120 músicos” Culminó diciendo el guitarrista.

De la misma forma, Pedro Casis, aportó “la formación original de Santa Fe Jazz Ensamble (debut oficial ) en el concierto de Enero 1982 en Rafaela: Raul Goldsack & un servidor (trps), Daniel Darras (trb), Roberto Maurer, Pata Pereyra, Mariano Acosta, Tito Bruschini (saxos), Ricardo Llusa (bajo), Robi Currado (Perc), Alejandro Valls (bat), Cacho Hussein (guit), Dirección musical: el abajo firmante. Estudiantes de música y aficionados, todos apasionados por el jazz. Por esos años el único "pro" era el Gordo Llusá que tocaba en todos lados acompañando coros, cantantes, solistas folclóricos, etc.”.

Los más jóvenes también se suman

Para conocer los motivos que llevaron a la creación de la Jazz Ensamble Junior (cariñosamente Ensamblin), hay que remontarse a los orígenes de la Santa Fe Jazz Ensamble, en 1982, simplemente Jazz Ensamble. comienza Marcos Giardino, trompetista con un amplio repertorio, “la formación que tuvimos durante los tres o cuatro primeros años era: guitarra, bajo, batería, percusión, 2 trompetas, 1 trombón, y 3 o 4 saxos. Muy distante de la formación habitual de una big band de jazz. No teníamos pianista y faltaban músicos. Pero de a poco se fueron completando todas las secciones de instrumentos. Eso se fue solucionando lentamente por la labor que en la Escuela de Música N° 9901 llevó a cabo el Maestro Benítez y sus colegas. Gracias a la escuela, Santa Fe se llenó de músicos, pero muchos de ellos sin ningún conocimiento de jazz”.

“Por otro lado, en las actuaciones del Ensamble, Pedro Casís, nuestro director, a veces presentaba a la banda como una agrupación escuela, invitando a participar a cualquier interesado, lo que hizo que algunos se fueran sumando. Hasta que en 1997, Casís, asistido por Cacho Hussein, nuestro guitarrista, y apoyado por todo el grupo, realizó una invitación formal a través de los medios, convocando a cualquier músico joven interesado en tocar jazz, para formar una orquesta, recibiendo clases de cómo debe sonar una big band de jazz, la función de cada sección y cómo interactúan entre ellas. La respuesta fue inmediata y se pudo formar una banda paralela, que cariñosamente llamamos Ensamblín, por la edad de sus integrantes, (recordá que era la época de Cablín, el canal infantil). Luego de un año de trabajo, la Jazz Ensamble Junior hizo su debut  en el 1º Festival de Jazz de Santa Fe, organizado por el Ensamble y que tuvo lugar en marzo de 1998. Un aspecto importante es que el Ensamblín no es una banda estable. Todos los años se convoca a los interesados a audiciones de las cuales surge el grupo con que se va a trabajar ese año, todo de manera gratuita. Los integrantes deben tener entre 15 y 25 años y pueden permanecer dos años en la formación. Luego deben dejar paso a otros compañeros” se extendió Giardino. 

En consonancia, Ruben Carughi, trombonista y creador de Trombonanza, se sumó a la charla y aclaró “el vínculo de los jóvenes con el Jazz se produce normalmente a partir de la curiosidad por saber qué es eso de la improvisación. Ya que casi siempre escuchar y ver a un músico improvisar parece algo mágico cuando no se conoce el tema profundamente”.

Para luego, agregar “hace aproximadamente 30 años aparecieron algunos de esos jóvenes músicos como, por ejemplo, Francisco Lo Vuolo y Carlitos Michelini entre otros, manifestando que querían aprender a tocar jazz. Entonces entre Pedro Casís, Cacho Hussein y yo les propusimos que nos encontremos una vez a la semana a tocar juntos y a pasarles los conocimientos que teníamos acerca de este género musical. Y ese proyecto se fue transformando y derivó en lo que hoy es la Jazz Ensamble Junior, agrupación que cariñosamente llamamos “el Ensamblin “. 

“Entonces pudimos formar una Big Band completa que, más o menos cada dos años, va cambiando sus integrantes y lo hacemos en forma totalmente desinteresada en lo que respecta a lo económico. Este proyecto innovador, aparte de generar muchísimos músicos que entienden y disfrutan el Jazz, produjo también que podamos tener nuestro propio semillero para la Santa Fe Jazz Ensamble. Hoy podemos decir que queda demostrado que actualmente el 80% de los integrantes de la SFJE, han pasado por las filas de la Jazz Ensamble Junior”.

Por último, Marcos Giardino, destacó “hay que pensar que de esas primeras camadas de músicos surgieron Francisco Lo Vuolo, Bruno Rosado, Pablo Aristein, Cristian Bórtoli, Nico Serrano, Francisco Galluccio, Damián Stepaniuk, Pablo Hussein, Franco Giardino (mi hijo mayor), Francisco Cecchini, Santiago Constanza, Francisco Contursi, y tantos otros músicos que pasaron por el Ensamble, algunos para quedarse durante muchos años, y que todavía permanecen en la formación.

Es de destacar el esfuerzo de los que están a cargo del Ensamblín actualmente: Rubén Carughi, Bruno Rosado, Cacho Hussein y Lucas González. Y por último, quisiera mencionar que tanto Santa Fe Jazz Ensamble como el Ensamblín son instituciones independientes sin fines de lucro, y sin ningún tipo de apoyo oficial”.

Todos los participantes de esta nota, colaboraron para cubrir la voz de Ricardo Llusá, quien por motivos personales no pudo participar de esta entrevista. Hemos reunido las voces del jazz y la música santafesina.